En dos años y medio en esta ciudad me he convertido en un fiel amante de la misma, amo a su gente. He comprobado que realmente los veganos son “buenos todos”. Amo el clima, el paisaje y ese frescor permanente que siempre se percibe y que para un azuano como yo es sinónimo de paraíso. En verdad me he acostumbrado a la ciudad de La Vega, sin embargo existe en la ciudad un mes en que deseo mudarme o hacer que desaparezcan las festividades que en dicho mes se celebran.
Soy de los que piensan que el carnaval no es cultura, sino un vivo ejemplo de degradación social, sus promotores reseñan que este deja en ganancias unos RD$400 a RD$500 millones de pesos en cada versión, (fuente www.ensegundos.net) lo cual es muy bueno, pero en el mismo evento se consumen 14 mil cajas de litros de cerveza (fuente www.imagenesdominicanas.com) lo cual es muy malo, me pregunto si ese dinero es capaz de pagar el costo de las adolescentes embarazadas, de los accidentados o aquellos que terminan mutilados por una u otra riña en alguna cueva. O si podría cubrir a los jóvenes que se involucran en vicios y terminan encadenados de las drogas y el alcohol. ¿Hay suficiencia en esos millones para devolver la vida a por lo menos una persona (Son más que uno) que la pierda en un domingo de carnaval? Yo, no lo creo.
La realidad vegana respecto al carnaval no es ajena a lo que se vive en otras ciudades del país, todos los munícipes independientemente de sus desigualdades sociales y de credo tienen derecho a la paz, tranquilad y al libre tránsito; cosas que nos roba el carnaval, aunque no lo apoyes él se mete en tus oídos y con su estruendo te hace abandonar la ciudad y obligarte a transitar por la periferia como si fueses un inmigrante en un país extraño.
Como cristianos hemos orado por años para que desaparezca este monstruo, sin embargo solo con rodillas dobladas no lo lograremos, debemos pasar a la acción, al contraataque en el campo de batalla. Crear opciones diferentes y cristianas que atraigan a las personas y los alejen de la oferta carnavalesca. Eventos como Unidos Por El, buscan sustituir lo que ofrece el carnaval por una propuesta juvenil y cristiana. Somos conscientes de que un monstruo solo es detenido por uno superior. Así que en febrero no dejes de orar, pero acompaña tu oración con acción. Únete junto a nosotros, ¡Únete Por El!
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