Nunca como hoy en la historia eclesiástica ha existido una iglesia tan dócil y amistosa en su relación con el mundo. Nunca como ahora la iglesia ha estado tan enfocada en el mundo no para evangelizarlo, sino para imitarlo. Nunca como hoy la imagen de Cristo ha estado tan diluida en los rostros de aquellos que tienen la encomienda de reflejarlo. Da pena y a veces vergüenza ver esta iglesia que se mueve al ritmo mundano y sus pasos siguen la agenda que traza el mundo y no Cristo. Es repugnante ver esta iglesia que se ríe horas y horas de cuentos mundanos, pero no llora un segundo por las almas que se pierden. Esta iglesia que abre sus puertas a los ofrecimientos terrenales, pero las cierra a las exigencias celestiales.
Apuntes, notas, reflexiones, en fin un poco de todo lo que me llega a la cabeza, pero siempre desde la óptica cristiana. Bienvenido a este mi oasis virtual donde dejo a la posteridad un poco de mi.